Recientes estudios de Unitel confirman lo que mucha gente percibía: la ciudadanía busca cerrar el ciclo del MAS. Samuel encabeza las encuestas y es el único candidato que podría traer un cambio en Bolivia este año.
Las más recientes encuestas electorales publicadas por Unitel revelan un cambio significativo en el escenario político boliviano. Samuel Doria Medina se consolida como el favorito en la intención de voto, liderando con un margen que lo coloca por encima de otras figuras opositoras y del propio Movimiento al Socialismo (MAS). Este ascenso no solo lo posiciona como el principal contendiente, sino también como el candidato con mayores posibilidades reales de convertirse en el próximo presidente de Bolivia.
El estudio refleja un creciente hartazgo social hacia el ciclo político encabezado por el MAS. Luego de años de dominio y de una gestión que ha generado fuertes divisiones, la ciudadanía parece estar inclinándose hacia un nuevo liderazgo. La caída del MAS en las encuestas es más que simbólica: indica que incluso sus tradicionales bastiones están empezando a mostrar signos de desgaste. El discurso de renovación y cambio ha ganado fuerza, especialmente en sectores urbanos y jóvenes.
Samuel Doria Medina ha logrado captar ese deseo de transformación, presentándose como una opción moderada pero firme frente al oficialismo. Con un perfil empresarial y una trayectoria política ya conocida, su candidatura está siendo interpretada por muchos como una posibilidad de estabilidad sin retorno al pasado. Además, ha sumado apoyos estratégicos, entre ellos el de Luis Fernando Camacho, fortaleciendo así su base de respaldo tanto en el oriente como en el altiplano.
A medida que se acercan las elecciones, el desafío para Doria Medina será mantener este impulso y evitar caer en las dinámicas polarizantes que históricamente han marcado la política boliviana. No obstante, si las tendencias actuales se mantienen, el MAS enfrenta un escenario complejo donde, por primera vez en años, su permanencia en el poder está verdaderamente en riesgo. La ciudadanía, cansada de promesas incumplidas, parece dispuesta a cerrar un ciclo y abrir otro con nuevas reglas y liderazgos.




